23 años de impunidad en el vuelo 203 a Cali
La muerte de Pablo Escobar se ha convertido en un impedimento para la reparación de las víctimas.
POR JOSÉ F. LOAIZA BRAN .
El Colombiano | Publicado el 27 de noviembre de 2012
El Colombiano | Publicado el 27 de noviembre de 2012
Cuatro minutos después de despegar del aeropuerto Eldorado hacia Cali, la acción combinada de dos explosiones a 13.000 pies de altura desintegraron el vuelo 203 de Avianca. Los restos del avión y de las 107 personas que viajaban a bordo quedaron desperdigados en la base del cerro La Canoa, cerca de Soacha. Era la mañana del 27 de noviembre de 1989.
De la tragedia, se estableció que uno de los pasajeros sirvió para llevar consigo la carga explosiva en su asiento, ubicado justo sobre el tanque de combustible número dos.
Aunque la justicia no ha entregado certezas, se cree que con el acto terrorista Pablo Escobar pretendía eliminar al candidato presidencial César Gaviria, que recibió la campaña de Luis Carlos Galán, asesinado dos meses antes, y evitar así el aval a la extradición de colombianos.
Lo cierto es que Gaviria no viajó en el vuelo, que salió minutos después de las 7:00 a.m.
Federico Arellano, hoy representante de 50 de las víctimas, que buscan una reparación, era entonces un niño de 12 años que se ordenaba para ir al colegio. Su madre trabajaba en el aeropuerto y no tardó en enterarse del siniestro del avión que había abordado su esposo.
Tampoco pasó mucho para que la radio confirmara entre los muertos al tenor Gerardo Arellano, quien viajaba para estar presente en una misa con la que se conmemoraban 20 años de la muerte de su padre.
-Yo no tenía, como el resto, esos ídolos de caucho con capas y antifaces, sino que el mío era mi padre -cuenta, todavía orgulloso. La imagen de aquel hombre que conoció en casa, en grandes escenarios y en los periódicos era tan distinta a los restos calcinados que él y su madre debieron transportar la misma noche de la tragedia para ser enterrados en Buga, que nunca sabrá si en la tumba dejó en verdad a su héroe.
El terrorismo, que lo tocó ese lunes, hace 23 años, marcó su futuro, que de otra manera estaría ligado al arte. Hoy preside la fundación Colombia con Memoria, desde la cual lucha porque los responsables rindan cuentas ante la justicia.
Hace tres años, su principal logro jurídico fue conseguir que el hecho fuera considerado como crimen de lesa humanidad, con lo que se evitó que prescribiera. Sin embargo, no hay respuestas para quienes perdieron a sus seres queridos.
-En 23 años no se sabe nada distinto a que alias "Popeye" (Jhon Jairo Velásquez Vásquez) ha mencionado a unas personas relacionados con el crimen. Solicité 13 pruebas, a partir de una entrevista que tuve con él en la cárcel de Cómbita. Decretaron seis y practicaron cuatro. -Es el resumen de un proceso que sigue "en averiguación" en la Fiscalía Octava de Bogotá.
Por la muerte de dos ciudadanos norteamericanos en la tragedia, la justicia de E.U. llevó una investigación paralela que condenó a cadena perpetua a Dandenis Muñoz Mosquera, alias "la Quica".
Pero en Colombia no hay total certeza sobre ese fallo, como no hay responsables además de Pablo Escobar ni mucho menos reparación.
-Queremos justicia, que se sepa, aparte de Escobar que está muerto, qué otras personas tuvieron que ver.
Los implicados en las declaraciones de "la Quica" no han sido llamados a indagatoria.
-Hay cabos sueltos que generan un manto de duda por 23 años, que hace mucho daño a la justicia, porque en un Estado de derecho, los responsables tendrían que ser llamados a rendir cuentas.
Tampoco llega el olvido
Como Arellano, Martín Alonso Jaramillo lleva más de dos décadas luchando con el recuerdo del daño que le causó Escobar. No recuerda el estruendo de la bomba. Algunos detalles fueron borrados de su memoria desde que el artefacto falló en quitarle la vida.
El 14 de junio de 1990, a las 10:00 a.m., 80 kilos de dinamita retumbaron frente a la estación de Policía de El Poblado. Martín pasaba en su Land Rover gris cuando, en el otro carril, dos policías hicieron detener el carro que segundos después explotó. Murieron dos uniformados y dos ocupantes del vehículo.
El coronel Augusto Bahamón, que era comandante de la Cuarta Brigada del Ejército, señaló en su libro Mi Guerra en Medellín que el ataque fue retaliación por la muerte del sicario Jhon Jairo Arias Tascón, alias "Pinina", abatido por la Policía.
Quedaron 97 heridos. Él tenía varias fracturas e incontables esquirlas en el cuerpo.
-Desperté a los diez días en una cama en el San Vicente de Paúl. -El estallido le arrancó las imágenes de ese momento, pero los reveses de la vida le han traído los recuerdos.
Estuvo varias veces a punto de perder la casa que pagaba con su trabajo como conductor. Hace un año con el reconocimiento de su discapacidad, el municipio de Envigado le concedió una pensión y su apartamento en el barrio La Paz.
Treinta y cinco cirugías reviven lo ocurrido. La última operación fue para amputarle el pie izquierdo que 19 años después del atentado era consumido por una osteomielitis.
En la lista también quedan operaciones reconstructivas, platinas, injertos y aquellas para extraer los pedazos de metal y plástico en las piernas, la cara y donde quiera que una radiografía ausculte su cuerpo.
-Me han hecho 3 cirugías para alinearme el tabique, pero no han podido. -Se ríe de una pequeña joroba bajo el soporte de los lentes, pero su gesto está tocado por la amargura que espanta a ratos junto a su familia.
Ha intentado usar prótesis, pero los años de cojera le desviaron la columna y, entre las esquirlas y esa forma de caminar, le desgastaron la rodilla derecha, que no soporta su peso.
En una foto, Martín mira al horizonte con la frente levantada. En sus brazos sostiene a Miguel Ángel, su hijo de dos años; a sus lados están las mujeres que le han dado razones para seguir vivo: María Eugenia, su esposa, y su hija Vanesa.
De la tragedia, se estableció que uno de los pasajeros sirvió para llevar consigo la carga explosiva en su asiento, ubicado justo sobre el tanque de combustible número dos.
Aunque la justicia no ha entregado certezas, se cree que con el acto terrorista Pablo Escobar pretendía eliminar al candidato presidencial César Gaviria, que recibió la campaña de Luis Carlos Galán, asesinado dos meses antes, y evitar así el aval a la extradición de colombianos.
Lo cierto es que Gaviria no viajó en el vuelo, que salió minutos después de las 7:00 a.m.
Federico Arellano, hoy representante de 50 de las víctimas, que buscan una reparación, era entonces un niño de 12 años que se ordenaba para ir al colegio. Su madre trabajaba en el aeropuerto y no tardó en enterarse del siniestro del avión que había abordado su esposo.
Tampoco pasó mucho para que la radio confirmara entre los muertos al tenor Gerardo Arellano, quien viajaba para estar presente en una misa con la que se conmemoraban 20 años de la muerte de su padre.
-Yo no tenía, como el resto, esos ídolos de caucho con capas y antifaces, sino que el mío era mi padre -cuenta, todavía orgulloso. La imagen de aquel hombre que conoció en casa, en grandes escenarios y en los periódicos era tan distinta a los restos calcinados que él y su madre debieron transportar la misma noche de la tragedia para ser enterrados en Buga, que nunca sabrá si en la tumba dejó en verdad a su héroe.
El terrorismo, que lo tocó ese lunes, hace 23 años, marcó su futuro, que de otra manera estaría ligado al arte. Hoy preside la fundación Colombia con Memoria, desde la cual lucha porque los responsables rindan cuentas ante la justicia.
Hace tres años, su principal logro jurídico fue conseguir que el hecho fuera considerado como crimen de lesa humanidad, con lo que se evitó que prescribiera. Sin embargo, no hay respuestas para quienes perdieron a sus seres queridos.
-En 23 años no se sabe nada distinto a que alias "Popeye" (Jhon Jairo Velásquez Vásquez) ha mencionado a unas personas relacionados con el crimen. Solicité 13 pruebas, a partir de una entrevista que tuve con él en la cárcel de Cómbita. Decretaron seis y practicaron cuatro. -Es el resumen de un proceso que sigue "en averiguación" en la Fiscalía Octava de Bogotá.
Por la muerte de dos ciudadanos norteamericanos en la tragedia, la justicia de E.U. llevó una investigación paralela que condenó a cadena perpetua a Dandenis Muñoz Mosquera, alias "la Quica".
Pero en Colombia no hay total certeza sobre ese fallo, como no hay responsables además de Pablo Escobar ni mucho menos reparación.
-Queremos justicia, que se sepa, aparte de Escobar que está muerto, qué otras personas tuvieron que ver.
Los implicados en las declaraciones de "la Quica" no han sido llamados a indagatoria.
-Hay cabos sueltos que generan un manto de duda por 23 años, que hace mucho daño a la justicia, porque en un Estado de derecho, los responsables tendrían que ser llamados a rendir cuentas.
Tampoco llega el olvido
Como Arellano, Martín Alonso Jaramillo lleva más de dos décadas luchando con el recuerdo del daño que le causó Escobar. No recuerda el estruendo de la bomba. Algunos detalles fueron borrados de su memoria desde que el artefacto falló en quitarle la vida.
El 14 de junio de 1990, a las 10:00 a.m., 80 kilos de dinamita retumbaron frente a la estación de Policía de El Poblado. Martín pasaba en su Land Rover gris cuando, en el otro carril, dos policías hicieron detener el carro que segundos después explotó. Murieron dos uniformados y dos ocupantes del vehículo.
El coronel Augusto Bahamón, que era comandante de la Cuarta Brigada del Ejército, señaló en su libro Mi Guerra en Medellín que el ataque fue retaliación por la muerte del sicario Jhon Jairo Arias Tascón, alias "Pinina", abatido por la Policía.
Quedaron 97 heridos. Él tenía varias fracturas e incontables esquirlas en el cuerpo.
-Desperté a los diez días en una cama en el San Vicente de Paúl. -El estallido le arrancó las imágenes de ese momento, pero los reveses de la vida le han traído los recuerdos.
Estuvo varias veces a punto de perder la casa que pagaba con su trabajo como conductor. Hace un año con el reconocimiento de su discapacidad, el municipio de Envigado le concedió una pensión y su apartamento en el barrio La Paz.
Treinta y cinco cirugías reviven lo ocurrido. La última operación fue para amputarle el pie izquierdo que 19 años después del atentado era consumido por una osteomielitis.
En la lista también quedan operaciones reconstructivas, platinas, injertos y aquellas para extraer los pedazos de metal y plástico en las piernas, la cara y donde quiera que una radiografía ausculte su cuerpo.
-Me han hecho 3 cirugías para alinearme el tabique, pero no han podido. -Se ríe de una pequeña joroba bajo el soporte de los lentes, pero su gesto está tocado por la amargura que espanta a ratos junto a su familia.
Ha intentado usar prótesis, pero los años de cojera le desviaron la columna y, entre las esquirlas y esa forma de caminar, le desgastaron la rodilla derecha, que no soporta su peso.
En una foto, Martín mira al horizonte con la frente levantada. En sus brazos sostiene a Miguel Ángel, su hijo de dos años; a sus lados están las mujeres que le han dado razones para seguir vivo: María Eugenia, su esposa, y su hija Vanesa.
LA MICROHISTORIA
FALLO FAVORECIÓ A LAS VÍCTIMAS
El abogado Jorge Iván Carvajal perdió a su esposa y a su hijo en el atentado de Escobar contra el cuartel de servicios especiales de la Policía, en la avenida Regional. Luego de 18 años de proceso jurídico, el Estado fue condenado por la muerte de algunas de las 20 personas que dejó el hecho. Para tener derecho a una indemnización, Carvajal demostró que el Estado puso en riesgo a los civiles, con la instalación de un retén que provocó gran congestión, aún sabiendo que el ataque era probable.COLOMBIAN HEADLINES
NOT MUCH IS CLEAR 23 YEARS LATER
On November 27th of 1989 an explosion at an altitude of 13,000ft took 107 lives. Authorities believe druglord Pablo Escobar was attempting to assassinate then-presidential candidate, Cesar Gaviria, who never boarded the flight. Today Federico Arellano is the attorney for 50 of the victims, who are still hoping for but have yet to see any kind of reparation. Arellano’s biggest accomplishment in the case thus far was three years ago, when the act was deemed a crime against humanity, which kept it from being subject to the statute of limitations.
EN DEFINITIVA
23 años después, familiares de quienes perdieron la vida en el acto terrorista no han recibido respuesta a su reclamación por la pérdida ni conocer los culpables.
Interacción y participación
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23 años de impunidad en el vuelo 203 a Cali
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6 Comentarios - 27 de noviembre de 2012
- anibalComentario realizado el 11/27/2012 6:08:27 PMque paso con los uribistas , estabes no destilan veneno. no tienen nada que desir?
- fredyaortegaComentario realizado el 11/27/2012 10:18:49 AMY AUN ASI,HAY QUIEN SE ATREVE A DECIR QUE EL CERDO DE PABLO ESCOBAR ERA BUENO,BUENO ES QUIEN EDUCA,UN ACUEDUCTO PA LOS POBRES,NO UNA GALLINA PA UN SANCOCHO Y HAMBRE MAÑANA,POR ESO BIEN MUERTO SEA,QUE DIOS NO LO TENGA EN SU GLORIA
- attComentario realizado el 11/27/2012 10:12:13 AMDefinitivamente Pablo Escobar fue un demonio, satanico, acesino despiadado.
- HegumoComentario realizado el 11/27/2012 9:56:52 AMJUSTICIA SOLO P`LOS DE RUANA: Definitivamente la justicia de nuestro país, no cojea, es una invalida de cuerpo entero. Es una vergüenza para el país, para la corte suprema de justicia, para los gobiernos que ha pasado sin hacer nada y en definitiva para todos quienes nos llamamos Colombianos, por permitir que no se ventile la verdad, en un caso en donde hasta políticos corruptos tienen el rabo de paja. Cuando sera que levantemos una voz en sentido, para evitar que la justicia solo este vigente para los de ruana y no para los de cuello blanco, por que tienen poder.No mas impunidad que la verdad sea dicha y publicada, caiga quien caiga.
- jotomComentario realizado el 11/27/2012 7:16:50 AMImpunidad: Gaitán, Galán, Jaramillo Ossa, José Antequera, Coronel Franklin Quintero, Pablo Peláez González........
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