domingo, 29 de junio de 2014

Meluk le cuenta... (¡Ahora es cuando empieza la leyenda!)

   

Meluk le cuenta... (¡Ahora es cuando empieza la leyenda!)

       
Archivo ETCE                        
Hay jugadores que se tienen una confianza en sí mimos casi que rayan en lo atrevido. Esos son los que hacen la historia, los que la escriben, los que quedan en ella para siempre. James Rodríguez es así. James Rodríguez, con apenas 22 años, ya es el símbolo de la Selección Colombia que, bajo su imagen de galán, su pierna de fuego y su genial talento, escribió las letras más importantes de toda la historia del fútbol colombiano; sí, así como lo leen y sin exagerar y lo repito, de toda la historia del fútbol colombiano, al derrotar a Uruguay en el Maracaná 2-0 y clasificar a los cuartos de final del Mundial de fútbol.
 
En el reloj, el minuto 27 y 35 segundos. En la cancha, un partido tenso e intenso, de equipos con overol engrasado y la llave de tuercas en el cinto. Pero apareció el genial, el que hace fantasías. Si, apareció James.
 
Cuando la pelota lo buscó tras ser devuelta por la cabeza de Abel Aguilar, James Rodríguez ya sabía lo que iba hacer. A 22 metros del arco espero la bola que caía lenta como una pesada gota de aceite y la durmió en su pecho. Y en ese mismo momento empezó un giro para acomodarla en el aire, para que cayera justo sobre la bota zurda, esa que ya estaba sincronizada en una media vuelta perfecta. Y sin que el balón cayera al pasto, para no arriesgarse a que ensuciara quizás, su pie lo disparó con furia, potente e inatajable.
 
Fernando Muslera, el arquero de Uruguay, se hizo de goma y alargó su brazo. Apenas rozó la pelota que, imparable, pegó en el horizontal, se desplomó detrás de la línea de gol y rebotó para ir a terminar chocando contra lo más profundo y alto de la red. Un golazo, toda una obra maestra. Los artistas son así. Hacen lo difícil de una manera tan simple, tan ridículamente simple. Tan hermosamente simple. ¡1-0! Es, quizás, el gol más hermoso de todos los que se han hecho en lo que va del Mundial.
 
En el reloj, el minuto 4 y un segundo. La vida no para. Apenas comienza el segundo tiempo, y de la genialidad del solista, Colombia pasa a la belleza de la orquesta. Cuadrado empieza la tocata y fuga en la derecha. Le pasa la pelota a Teófilo. Cuadrado no se detiene y sigue ligero atravesando el campo. Teófilo cambia de rumbo y se enfila hacia el centro. El faro de Jackson recibe la luz de la derecha y la manda para la izquierda. De lado a lado, la bola ha cruzado el océano verde del Maracaná. Armero, entonces, caballo de mar sin freno, tira el centro al segundo palo donde está Cuadrado, el que comenzó todo.
 
 De cabeza devuelve la bola a la línea de las 5,50 donde está James, sí James Rodríguez, el mismo James, con su talento, puso la última nota de esa sinfonía exacta y precisa: el gol hecho canto. ¡2-0! El mejor jugador del Mundial ya era otro de los goleadores del Mundial.
 
Cuando terminó el partido, James se detuvo un instante a disfrutar el momento, su momento. Respiró tranquilo. Con su cara de galán repetida en las pantallas gigantes. Miró el Maracaná que lo ovacionaba y sintió que el aire era más dulce.
 
Si el primer partido de esta Copa, contra Grecia, fue el primer día del resto de nuestro fútbol, si el de este sábado fue el partido más importante de nuestra historia, si la magia pura de esta Selección no se detiene, el juego que vienen contra Brasil, es el comienzo de la leyenda… No lo duden, ¡ahora es cuando comienza la leyenda!
 
P.D. Si de pendejo no lloré antes, ahora no hay porque hacerlo. Todos andamos felices y radiantes con una sonrisa que no nos cabe en la cara...
 
Meluk le cuenta…
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
Enviado especial de EL TIEMPO
Río de Janeiro