AL OÍDO DE LA SECRETARIA DE CONVIVENCIA CIUDADANA
CARTA DE
LA SEMANA
AL OÍDO DE LA SECRETARIA DE CONVIVENCIA CIUDADANA
Por. René Orozco Echeverry
· Terminará
“el mandato” en un abrir y cerrar de ojos, y nada
cambiará, todo seguirá igual.
·
Las autoridades han
sido tolerantes y han actuado con atonía en
ejercen el control urbano.
· La administración, no ha
encontrado solución distinta que aplicar
medidas represivas o
recurriendo al desalojo, sin haber previsto
donde serían
reubicados.
· Las recientes declaraciones de quien tiene a
su cargo el “control
físico”, son desilusionantes, insulsas y triviales.
Ledis Torres Copete, veterana en las lides de la administración, atornillada desde antes de
que buenaventura fuera distrito y quien ocupa hoy la cartera, en cargada de
velar por el respeto y preservación del espacio público y que éste permanezca
incólume, busca afanosamente cómo resolver el espacio usurpado por la
informalidad, y cómo evitarlo. Si opta por ponerle coto, desalojándolos como
hierva mala, difícilmente podrá detener la avalanchas de nuevos
“ocupantes" que se avecina: los desocupados locales y los extraños atraídos
por la pujanza floreciente que nos señala los tiempo por venir.
No basta
señalarla como la funcionaria de todo el tiempo, los buenos o los malos, solo
podemos aseverar que siempre estuvo con los buenos y con los malos, más con los
malos en quienes recae la responsabilidad y de haber despilfarrado de cerca de
$ 95.000 millones que el Gobierno Nacional había destinado para la educación de
los niños pobres de Buenaventura, tiempos más malos que buenos, más corruptos
que honestos, administraciones y mandatarios que ella vio pasar, más
ineficientes que eficientes.
Ahora que
podemos esperar de esta diva la más experimentada, por demás, ahora encargada
de regir el “orden urbano” de la ciudad, como si ese fuera su mayor fortaleza.
No basta con haber sido, como los toros bufos, toreados en muchas plazas y, hay
que decirlo sin desparpajo, Ledis Torres
no conoce ni sabe en absoluto, de los problemas urbanos, a quien le damos a su
favor, el beneficio de que ella no está obligada necesariamente a conocerlos y mucha
más resolverlo. Es de su incumbencia y es su obligación, saber escoger asesores
idóneos, para que supla su ignorancia.
La trama
urbana de la ciudad caracterizada por calles y carreras, heredada de la cuadra
española, contribuye a la ocupación del área destinada a la circulación
peatonal.
La calle y
el andén por estar al mismo nivel, no ofrece ningún impedimento para que sean
ocupados, que delimitados con cualquier
“parapeto arquitectónico", lo impide y separa la circulación vehicular de
la peatonal, sin que quede espacio para que sea aprovechado por el vendedor
estacionario o ambulante.
Ejemplos que
lo han lograrlo son muchos, solo cito uno que lo consiguió con éxito: el del
Edificio “Coopercol"; en la “Calle Nueva”, invadida por vendedores de
todas clases, para proteger el acceso frontal, en el borde del “anden“ construyeron
pilastras de las que cuelgan cadenas, esta
barrera fue suficiente para evitar que el andén fuera invadido, y hoy, 28 años
después, es el único “pretil” del sector que no ha sido
invadido por la informalidad. Esta es una de las tantas formulas por las que se
puede optar y demuestran que es posible impedirlo sin tener recurrir a métodos
violentos como históricamente ha venido sucediendo.
Las
autoridades han sido tolerantes y han actuado con atonía en ejercen el control
urbano, permitiendo que Vendedor Ambulante se ubiquen donde le dé la “gana”,
impidiendo la libre movilidad del ciudadano, sin que la municipalidad haya
encontrado solución distinta que aplicar medidas represivas y recurriendo al
desalojo sin haber previsto donde reubicarlos.
La población
Informal en la ciudad de Buenaventura llega a alcanza guarismos preocupantes, el
80% de la población desocupada, el 60% derivan su sostenimiento de la informalidad.
Las
recientes declaraciones de quien tiene a su cargo el “control físico”, de ese
secretaria, son desilusionantes, insulsas y triviales; me resisto a creer que
sea esa la política que le haya indicado quien tiene a su cargo orienta y
dirige la Secretaria de Convivencia Ciudadana. “Conversación y
socialización”, “cultura de la ciudad”, y “mejor cara” no son términos propios ni usuales en el
argot urbanístico, menos que con vana terminología se pretenda resolver y
detener al agresivo invasor propio o extraño, a que está expuesta y donde día
tras día va “in crescendo”
la anormalidad ciudadana.
Las fórmulas
que hoy se vienen aplicando al “orden urbano”, concebido con un
exagerada y desproporcionada apreciación de los valores estéticos, conllevan y ubica al habitante citadino
insensiblemente como un objeto que estorba en su propia ciudad.
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