La apuesta de Petro con los ‘indignados’
11 enero 2014
La apuesta de Petro con los ‘indignados’
BOGOTÁEl alcalde pretende presionar elecciones para que sea el pueblo el que le quite legitimidad al fallo de Ordóñez.
Contra todo pronóstico el alcalde Gustavo Petro volvió a contar con un multitudinario respaldo en la cuarta vez que, en menos de un mes, convocó a la gente a las calles para pronunciarse en contra de la destitución que le impuso el procurador Alejandro Ordóñez. La plaza de Bolívar se ocupó en algo más de tres cuartos de su capacidad, una gran asistencia a simple vista, pero lejos del propósito inicial, pues la expectativa era colmar la plaza con 150.000 personas.
Pero más allá de cifras, Petro confirmó que en el otro frente en el que se mueve para defender su gobierno en Bogotá, el de la calle, sigue siendo un auténtico seductor de masas. En la plaza de Bolívar se dieron cita desde funcionarios públicos, centrales de trabajadores, organizaciones sociales, partidos políticos como la UP y la Alianza Verde, y un sinnúmero de jóvenes que también fueron atraídos por un repertorio de artistas que protagonizaron un concierto desde las cuatro de la tarde y se extendió casi hasta la media noche. Un gancho más para garantizar la masiva asistencia.
Eran muchos los escépticos. Dudaban de la capacidad de convocatoria del alcalde más aún cuando han pasado más de treinta días desde el fallo del procurador, y cuando la ciudad apenas regresa a sus actividades normales tras las fiestas de fin de año. “No estamos jugando, esto va en serio. El voto se respeta”, dijo Petro en tono desafiante.
Durante esta nueva intervención, que se extendió por algo más de una hora, el alcalde Petro dio a entender que desde la plaza de Bolívar se organizaría una revolución que además podría ser determinante para las próximas elecciones, púes el mandatario le dijo al presidente candidato Juan Manuel Santos que convoque a las urnas para el 2 de marzo para que los ciudadanos se pronuncien a favor o en contra de la revocatoria, la cual Petro pretende orientar a que en esa votación el pueblo vote en contra de Alejandro Ordóñez y todo lo que él representa.
Petro ya sabe que el procurador va a mantener en firme la destitución. Incluso se atrevió a anticipar ese suceso. “El lunes o a más tardar el martes, desde su oscuro escritorio, el procurador querrá imponer la ley de Dios por encima de la democracia”, anticipó.
Y por eso el alcalde convocó de nuevo a los indignados para que, en el preciso momento en que el procurador confirme el fallo, llenen la plaza de Bolívar, pero esta vez, según el propósito del alcalde, lo hagan de forma permanente, en lo que Petro ha llamado ‘la plaza de la libertad’, con el propósito de presionar las elecciones sobre su revocatoria.
En su cuarta intervención en el balcón del palacio de Liévano, Petro no hizo una sola alusión a los logros de su administración, lo que en teoría debe ser evaluado por los ciudadanos de llegarse a convocar a las urnas para que decidan sobre la permanencia o no del funcionario en su cargo.
Por el contrario, dio nuevas interpretaciones al fallo disciplinario del procurador, y esta vez lo señaló no sólo de “fanático religioso” sino como parte integral de un complot para cambiar el gobierno de Bogotá. Un complot del que hacen parte quienes eran los contratistas del millonario servicio de recolección de basuras en la capital.
Petro dijo que el procurador, al destituirlo, está beneficiando los intereses particulares de ciertos poderosos. Mencionó a los empresarios Alberto Ríos y William Vélez, quienes financiaron las campañas de Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez –recordó Petro-. “Están buscando un cambio de gobierno popular y democrático, con vacíos y errores, y lo quieren sustituir por un gobierno de oligarcas, excluyentes, electrocutadores, por un gobierno cuyos funcionarios sean obligados a arrodillarse frente a la virgen y por la noche le den contratos a los mafiosos”.
Como evidencia del presunto complot del cual Petro se declara víctima, el alcalde mencionó que la queja disciplinaria que derivó en su destitución fue presentada por Armando Otálora, abogado de William Vélez, y el concejal de la U Orlando parada, a quien Petro mencionó como “confeso integrante del cartel de la contratación que saqueó los recursos públicos de la ciudad”.
Y para tratar de seducir aún más a los indignados, Petro insinuó que el fallo del procurador no es más que la punta de un iceberg que lo que pretende es poner en concesión el oro, el carbón, el petróleo, el agua, y todas las riquezas del país en manos de unos pocos.
Y es precisamente a esa órbita a la que Petro quiere llevar la revocatoria. El discurso del alcalde sigue en el escenario del contraataque a su principal inquisidor, pues por eso ha tratado congregar a todos aquellos que no comulgan con las polémicas decisiones y posiciones del jefe del ministerio público.
Así mismo ejerce presión al presidente Juan Manuel Santos, quien en condición de candidato presidencial, ha sido instado por Petro a que se pronuncie públicamente si está a favor o en contra de lo que llamó el más certero atentado al corazón de la democracia.
Petro sigue aferrado a la alcaldía, y aunque los resultados de su administración no salen a la luz pública, el alcalde sigue desenvolviéndose en el escenario que más le gusta, el de la política en la calle. Por eso, en la noche del viernes, volvió a dejar su suerte en manos del pueblo, pues es consciente que a pesar de no haber metido 150.000 personas a la plaza de Bolívar, tiene capacidad para mantener la chispa de los indignados. La próxima semana, tan pronto se pronuncie el procurador, Petro tendrá un nuevo día decisivo.
Pero más allá de cifras, Petro confirmó que en el otro frente en el que se mueve para defender su gobierno en Bogotá, el de la calle, sigue siendo un auténtico seductor de masas. En la plaza de Bolívar se dieron cita desde funcionarios públicos, centrales de trabajadores, organizaciones sociales, partidos políticos como la UP y la Alianza Verde, y un sinnúmero de jóvenes que también fueron atraídos por un repertorio de artistas que protagonizaron un concierto desde las cuatro de la tarde y se extendió casi hasta la media noche. Un gancho más para garantizar la masiva asistencia.
Eran muchos los escépticos. Dudaban de la capacidad de convocatoria del alcalde más aún cuando han pasado más de treinta días desde el fallo del procurador, y cuando la ciudad apenas regresa a sus actividades normales tras las fiestas de fin de año. “No estamos jugando, esto va en serio. El voto se respeta”, dijo Petro en tono desafiante.
Durante esta nueva intervención, que se extendió por algo más de una hora, el alcalde Petro dio a entender que desde la plaza de Bolívar se organizaría una revolución que además podría ser determinante para las próximas elecciones, púes el mandatario le dijo al presidente candidato Juan Manuel Santos que convoque a las urnas para el 2 de marzo para que los ciudadanos se pronuncien a favor o en contra de la revocatoria, la cual Petro pretende orientar a que en esa votación el pueblo vote en contra de Alejandro Ordóñez y todo lo que él representa.
Petro ya sabe que el procurador va a mantener en firme la destitución. Incluso se atrevió a anticipar ese suceso. “El lunes o a más tardar el martes, desde su oscuro escritorio, el procurador querrá imponer la ley de Dios por encima de la democracia”, anticipó.
Y por eso el alcalde convocó de nuevo a los indignados para que, en el preciso momento en que el procurador confirme el fallo, llenen la plaza de Bolívar, pero esta vez, según el propósito del alcalde, lo hagan de forma permanente, en lo que Petro ha llamado ‘la plaza de la libertad’, con el propósito de presionar las elecciones sobre su revocatoria.
En su cuarta intervención en el balcón del palacio de Liévano, Petro no hizo una sola alusión a los logros de su administración, lo que en teoría debe ser evaluado por los ciudadanos de llegarse a convocar a las urnas para que decidan sobre la permanencia o no del funcionario en su cargo.
Por el contrario, dio nuevas interpretaciones al fallo disciplinario del procurador, y esta vez lo señaló no sólo de “fanático religioso” sino como parte integral de un complot para cambiar el gobierno de Bogotá. Un complot del que hacen parte quienes eran los contratistas del millonario servicio de recolección de basuras en la capital.
Petro dijo que el procurador, al destituirlo, está beneficiando los intereses particulares de ciertos poderosos. Mencionó a los empresarios Alberto Ríos y William Vélez, quienes financiaron las campañas de Germán Vargas Lleras y Álvaro Uribe Vélez –recordó Petro-. “Están buscando un cambio de gobierno popular y democrático, con vacíos y errores, y lo quieren sustituir por un gobierno de oligarcas, excluyentes, electrocutadores, por un gobierno cuyos funcionarios sean obligados a arrodillarse frente a la virgen y por la noche le den contratos a los mafiosos”.
Como evidencia del presunto complot del cual Petro se declara víctima, el alcalde mencionó que la queja disciplinaria que derivó en su destitución fue presentada por Armando Otálora, abogado de William Vélez, y el concejal de la U Orlando parada, a quien Petro mencionó como “confeso integrante del cartel de la contratación que saqueó los recursos públicos de la ciudad”.
Y para tratar de seducir aún más a los indignados, Petro insinuó que el fallo del procurador no es más que la punta de un iceberg que lo que pretende es poner en concesión el oro, el carbón, el petróleo, el agua, y todas las riquezas del país en manos de unos pocos.
Y es precisamente a esa órbita a la que Petro quiere llevar la revocatoria. El discurso del alcalde sigue en el escenario del contraataque a su principal inquisidor, pues por eso ha tratado congregar a todos aquellos que no comulgan con las polémicas decisiones y posiciones del jefe del ministerio público.
Así mismo ejerce presión al presidente Juan Manuel Santos, quien en condición de candidato presidencial, ha sido instado por Petro a que se pronuncie públicamente si está a favor o en contra de lo que llamó el más certero atentado al corazón de la democracia.
Petro sigue aferrado a la alcaldía, y aunque los resultados de su administración no salen a la luz pública, el alcalde sigue desenvolviéndose en el escenario que más le gusta, el de la política en la calle. Por eso, en la noche del viernes, volvió a dejar su suerte en manos del pueblo, pues es consciente que a pesar de no haber metido 150.000 personas a la plaza de Bolívar, tiene capacidad para mantener la chispa de los indignados. La próxima semana, tan pronto se pronuncie el procurador, Petro tendrá un nuevo día decisivo.
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