jueves, 10 de enero de 2013


Para Pacifico Siglo XXI

Por René Orozco Echeverry

 UN MUNDO URBANO DESCONOCIDO CONFUSION DE LENGUAS  

 


·         Quienes declaren que la ciudad es “El Polo de desarrollo del Pacifico”,  se equivocan

·         La Ciudad es evidentemente, un “Centro de Distribución Regional”, nada más.

·         De Cabo Corrientes  y a Cabo Manglares, pertenece a la  “Regional de Cali”.

·         Los apelativos equivocados, conllevan a una especie de confusión “bíblica de lenguas”,

 

Por el desconocimiento de las “realidad” urbana de Buenaventura, que no es muy clara para quien hoy administra la ciudad, porque no la entiende, porque la ignora o porque la subestiman, no le permite diagnosticar y presentar “Propuestas audaces o creativas”, mucho menos concretas para plantear soluciones alternativas al maremágnum de problemas en lo que los que naufraga y se ahoga la administración pública Distrital, que a la postre revierte en que no nada puede hacer ni formular, menos visualizarlos,  si  desconoce cómo denominar la ciudad, si es o no la “Capital del Pacifico”. Cuando así denomina a la ciudad, se comete un gravísimo error, imponiendo una terminología absurda y desconocida para quienes incursionan es temas de  Desarrollo Regional. A la ciudad hay nombrarla como es y por su nombre, y darle la jerarquía verdadera que le corresponde en la división Territorial de la Nación, conforme a la categoría a la que pertenece, y no al arbitrio de un “argot” especulativo con el que se pretende demostrar “falsa” erudición.  La ciudad es evidentemente, un “Centro de Distribución” Regional , y es la  calificación, la categoría y posición que ocupa dentro de su “entorno regional”, sin que esté exenta de quienes obrando con ligereza, declaren que la ciudad es “El Polo de desarrollo del Pacifico”. También, se equivocan

Los apelativos equivocados a como se denomina a la ciudad y muchos otros, a los que no me voy a referir, conllevan a una especie de confusión “bíblica de lenguas”, que nos aleja de la realidad, por cuanto distorsionan los “conceptos”, e impide que nos entendamos entre semejantes. De acuerdo al “Ordenamiento Territorial Nacional, de Punta Arditas, en límites con República de Panamá y hasta Cabo Corrientes en el Chocó, esta área geopolítica pertenece y tributa al “Polo Regional” de Medellín y de Cabo Corrientes en el Chocó  y hasta Cabo Manglares en límites con la República del Ecuador, al  “Polo  Regional” de Cali.

De no entenderlo, entraríamos en franca contradicción con una POLITICA DE ESTADO, trazada con el fin de que muchas ciudades,  generalmente las menos desarrolladas y que carecen de una estructura socio económico consolidada, recurran a esos “Polos” a suplir muchas de sus necesidades vitales. “Centros”, que han adquirido un mayor crecimiento urbanístico, paralelo con el desarrollo socio económico y hegemonía rica en bienes y servicios.  A fin de que las pequeñas ciudades, las que están dentro del expansión ecuménica del “Polo Regional”, descarguen sus necesidades,  dispongan de recursos y disfruten plenamente de la ayuda que le ofrecen, estos “ Polos”; y debe entenderse como un privilegio, que la ciudad de Buenaventura, como Tumaco y se encuentre dentro del área geopolítica  de la “Región de Cali”. E igualmente para Juradó, Bahía Solano, y Pizarro que pertenecen a la “Región de Medellín”, división , que favorece y facilita la distribución equitativa de los recursos económicos, de bienes y  servicios para que armónicamente sean distribuidos en beneficio del  desarrollo general de la Región del Pacifico.

Para incursionar en asuntos urbanos de cualquier ciudad, por minúsculo que parezca, es indispensable que se disponga de un mínimo de conocimientos, distinto a la  capacidad individual, a erudición, nivel intelectual o profesional. Si dentro de sus inmediatos colaboradores no se dispone de esa cualidad, o carece de ella el mandatario de turno, cómo se podría saber qué es lo que realmente sirve, o impedir que “ofertas Urbanas” que no convengan, sean desechadas. Las inversiones en el Distrito se debe hacer con rigurosa honestidad, selección y priorizando el “gasto”, y que éste no obedezca al capricho del “burgomaestre” o se pretenda alagar caprichos ajenos, saciar los propios de su ego, per sé, de dejar una “Obra” con la que espera pasar a la historia. Los azotes recibidos por el mal manejo de los recursos públicos, condujo a que  el Estado le perdiera  la confianza al mandatario Regional con suficientes razones para que recibir este trato, como innegable, que  el alcalde cumpliendo  órdenes de su “mentor”, en para beneficio propio o de terceros, dilapidaron recursos por más de 96 mil millones destinados para la enseñanza pública de los niños pobres de Buenaventura. Nos queda esperar que el “novel aprendiz” no se deje seducir con estas tentaciones.