viernes, 2 de enero de 2015

HABER SIDO HUÉSPED DE LA ANAYANCY, UN HONOR. . Por: arq. René Orozcvo Echverry


HABER SIDO HUÉSPED DE LA ANAYANCY, UN HONOR 
 
En la Alameda Reyes está ubicada esta joya arquitectónica, que se parece más a un  hotel de 5 estrellas que a un recinto carcelario. Ojala esa gleba destructora no acabe con esta histórica edificación. 
 Por la mezquindad de los funcionarios que otrora manejaron la rama jurisdiccional, repito dije “manejaban”, deliberadamente no dije que “administraban” Justicia en Quibdó, por ser el, termino apropiado para calificar el alto nivel que alcanzó  la corrupción, los atropellos y las arbitrariedades que cometieron “magistrados” y “jueces”, barbaridades a nombre de la justicia, me mandaron a la cárcel.  

Mi tío Ricardo Echeverry Ferrer siendo magistrado, del tribunal superior del Chocó, quien me visitaba regularmente en la cárcel decía: “Que horror que la justica caiga en manos de ignorantes, venidos a más”.

Un “magistrado”, , concentrado en su particular credo, y perteneciente y fanático a un “Cordobismo” atávico, “istmineño” como yo, dio órdenes expresas a un juez súbdito suyo, mentecato y obediente, quien no tuvo escrúpulo alguno, ordenó mi detención y fui a templar  a la “guandoca” -ANAYANCY- de la Alameda Reyes, donde fui huésped de honor por un mes, y abandoné mi inhóspita y precaria morada gracias a que dos de los tres Magistrados de la Sala Penal del Tribunal, me salvaron con su voto; el otro -troglodita- afro chocoano, en sus ponencia acusatoria  me tildaba reiterativamente, como  “enemigo de alta peligrosidad”. ¿ Alta peligrosidad ?..

 Sala Penal consideraron infundada e injusta mi detención y fui liberado del corto y temporal carcelazo.  

Lo que los burócratas áulicos y serviles pretendían cobrarme era un pasado que no me pertenece ni en el que participe, que por su puesto conozco por el recuento histórico que escuché de mi abuela, Valentina Ferrer de Echeverry y de toda mi familia Ferrer de Quibdó desde niño, que lo único que quería el Cordobismo, era apoderarse del poder público para lo cual recurrió a usar el apellido, -Ferrer- una de las familiar más influyentes y prestigiosas de Quibdó, a quien consideraban símbolo y emblema  de exclusión.  

Familia, quien aportó con su esfuerzo al desarrollo empresarial del Chocó, personas dignas e hidalgas empeñadas en el progreso local, fueron tildadas de “esclavista”, cuando nunca lo fueron y no llegue a conocer “esclavos” en Quibdó. 

En honor a la verdad y sin la menor duda lo que conocí, siendo muy niño, fue la enemistad social y política, entre Diego Luis Córdoba y Dionisio Echeverry Ferrer mi tío, y  fue claro compréndelo, puesto que lo que el  “Cordobismo” sectario generaba y anhelaba era que el poder “blanco” pasara a los “negros”, cuya impulsor de esta causa era “Diego”, que sin ser guerrillero, pero si podría decirse que este fue el primero que instó por sacudirse de quienes a su juicio los oprimían y explotaban, una sublevación local fanatizada, beligerante, irreverentes que utilizaba lo blasfemo, la calumnia y la difamación como armas.

No era una lucha entre etnias como lo comprueba el hecho que Córdoba termina casándose con Genoveva  Zuleta, una paisa “blanca”, sin que pesara y primara el color de la dermis.

Después el “Cordobismo” de Diego, termino convertido en una guerra entre etnias y de “Color” de la piel  la que aún persiste sin que se hubieran inmiscuidos en el “conflicto” indígenas mestizos y mulatos que quedaron entre los dos flancos; diferencias que seguramente seguirá siglos y siglos.   

Si esto hubiera pasado hoy, me refiero a las agresiones y a los suplicios que fui objeto, y que igualmente corrieron otros “blanquitos” de la Carrera Primera de Quibdó, fuimos “víctimas selectivas” y los “secuaces a sueldo” o movido por interés oscuros: Félix Mosquera y Antonio Maya Copete, -jueces-  el mandamás Neftalí Mosquera, -magistrado- fueron ellos “nuestros  Victimarios”.

“Mayita” quien remplazó al juez de la causa pudo haberme librado, de esta inaudita, como injusta persecución, no lo hizo; por el contrario se declaró impedido aduciendo ser “mi amigo”, y compañero de la Cámara Junior Capitulo de Quibdó, a la cual él y yo pertenecíamos cuando nunca lo fue mi amigo, igualmente en razón que su padre "Maya G" periodista, había recibido el aprecio y favor de la amistad, quien además era el escribiente  de mi cuñado el abogado Gabriel Meluk Aluma.

La verdad verdadera; es que esa cuenta yo no la cobró, deje que lo que me adeudaban los gestores de mi carcelazo, la cobrara “El de arriba”, ó “El de abajo”.

Pienso a estas alturas la deuda justamente y  religiosamente fue bien cobrada, lo que no he podido saber es: Quién de los “dos”, la cobró

rene.orozco.echeverry@hotmail.com