¡Los invito a marchar mañana!
Por:NATALIA SPRINGER|
En medio de esta época turbulenta, la Asamblea Nacional Constituyente celebró un acto de insurrección que hemos acogido como una de las constituciones más progresistas del mundo, acaso porque era difícil soñar algo semejante en aquellos tiempos fatigados por la angustia. No fue sobre la libertad sino sobre un continuado testimonio de dolor, sobre el que se consagró este gran pacto social de nuestro tiempo. En él se lee que la paz hace parte de la vocación del Estado y por eso así lo consignó, no solo como un derecho (artículo 22), sino como “un deber de obligatorio cumplimiento”, que desde el Preámbulo se expresa como su fin esencial (artículo 2), en el entendimiento de que sin la paz no es posible garantizar el pleno goce del núcleo de los derechos más fundamentales.
Yo no marcharé por las Farc, ni por el Eln, ni en favor de los violentos, ni como un voto de impunidad para ninguno de los señores de esta guerra cruel que nos desangra. Saldré a marchar mañana para honrar la memoria de las víctimas, de todas las víctimas.
Marcharé para que un día la vocación de nuestro Estado no sea gastarse su presupuesto en hacer la guerra, sino en la dignificación de nuestra vida, en un sistema de salud que nos proteja a todos, en una política de educación universal, en una justicia sabia, expedita, que tramite nuestros desacuerdos efectivamente.
Marcharé porque la guerra no se hace con la mano en el corazón gritando “¡Patria!”, no, señores. Es muy fácil hablar de guerra cuando a la guerra se manda a los hijos de los pobres, mientras los propios disfrutan del paraíso.
Esta guerra se hace matando y muriendo, y aquí no solo mueren guerrilleros y criminales. Mueren nuestros soldados, mueren nuestros campesinos, mueren nuestros niños, muere el campo sembrado de minas, muere Colombia, y ha muerto, cómo no, nuestra solidaridad con quienes viven esta guerra todos los días, en el campo, al pie de su casa. Ha muerto nuestra conciencia de lo urgente que es la paz para quien ha sido desplazado, ha muerto nuestra lealtad con los que sufren.
El Presidente de la República, quien ha enfrentado esta guerra y ha tenido verdadero éxito en el campo militar, se ha sentado a buscarle una salida civilizada, sin concesiones, sin treguas y sin despejes. Y no será un acuerdo perfecto, ni siquiera será justo, porque no hay manera de reparar tanto sufrimiento y tanto dolor. Pero será un acuerdo legítimo mientras juntos, todos, vigilando que así sea, nos aseguremos de respaldar al Gobierno para que hable fuerte y haga valer ese pacto constitucional. Para que cuente con la legitimidad para exigir el cese de las minas, la entrega de los niños reclutados, la libertad de todos los secuestrados, el fin de la violencia sin sentido, de la que no saben cómo regresar.
Claro que sí, yo saldré mañana a marchar, y pienso asegurarme de que me escucharán gritar “¡Basta ya!”, y lo haré porque sé que es la deuda que tenemos con nuestros hijos, porque no quiero que crezcan agobiados por el miedo, porque sé que, aunque las posibilidades de paz fueran remotas, jamás podremos como nación renunciar a la posibilidad de edificar una sociedad distinta, en donde la libertad y la vida sean sagradas, y porque esta paz es hoy el gran desafío de esta generación y no tenemos derecho a rendirnos sin dar nuestra mejor pelea. Salga conmigo. ¡Hagamos la paz!
Natalia Springer
@nataliaspringer
NATALIA SPRINGER
Este martes marcharé porque la guerra no se hace con la mano en el corazón gritando "¡Patria!", no, señores. Es muy fácil hablar de guerra cuando a la guerra se manda a los hijos de los pobres, mientras los propios disfrutan del paraíso.
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InstapaperEn medio de esta época turbulenta, la Asamblea Nacional Constituyente celebró un acto de insurrección que hemos acogido como una de las constituciones más progresistas del mundo, acaso porque era difícil soñar algo semejante en aquellos tiempos fatigados por la angustia. No fue sobre la libertad sino sobre un continuado testimonio de dolor, sobre el que se consagró este gran pacto social de nuestro tiempo. En él se lee que la paz hace parte de la vocación del Estado y por eso así lo consignó, no solo como un derecho (artículo 22), sino como “un deber de obligatorio cumplimiento”, que desde el Preámbulo se expresa como su fin esencial (artículo 2), en el entendimiento de que sin la paz no es posible garantizar el pleno goce del núcleo de los derechos más fundamentales.
Yo no marcharé por las Farc, ni por el Eln, ni en favor de los violentos, ni como un voto de impunidad para ninguno de los señores de esta guerra cruel que nos desangra. Saldré a marchar mañana para honrar la memoria de las víctimas, de todas las víctimas.
Marcharé para que un día la vocación de nuestro Estado no sea gastarse su presupuesto en hacer la guerra, sino en la dignificación de nuestra vida, en un sistema de salud que nos proteja a todos, en una política de educación universal, en una justicia sabia, expedita, que tramite nuestros desacuerdos efectivamente.
Marcharé porque la guerra no se hace con la mano en el corazón gritando “¡Patria!”, no, señores. Es muy fácil hablar de guerra cuando a la guerra se manda a los hijos de los pobres, mientras los propios disfrutan del paraíso.
Esta guerra se hace matando y muriendo, y aquí no solo mueren guerrilleros y criminales. Mueren nuestros soldados, mueren nuestros campesinos, mueren nuestros niños, muere el campo sembrado de minas, muere Colombia, y ha muerto, cómo no, nuestra solidaridad con quienes viven esta guerra todos los días, en el campo, al pie de su casa. Ha muerto nuestra conciencia de lo urgente que es la paz para quien ha sido desplazado, ha muerto nuestra lealtad con los que sufren.
El Presidente de la República, quien ha enfrentado esta guerra y ha tenido verdadero éxito en el campo militar, se ha sentado a buscarle una salida civilizada, sin concesiones, sin treguas y sin despejes. Y no será un acuerdo perfecto, ni siquiera será justo, porque no hay manera de reparar tanto sufrimiento y tanto dolor. Pero será un acuerdo legítimo mientras juntos, todos, vigilando que así sea, nos aseguremos de respaldar al Gobierno para que hable fuerte y haga valer ese pacto constitucional. Para que cuente con la legitimidad para exigir el cese de las minas, la entrega de los niños reclutados, la libertad de todos los secuestrados, el fin de la violencia sin sentido, de la que no saben cómo regresar.
Claro que sí, yo saldré mañana a marchar, y pienso asegurarme de que me escucharán gritar “¡Basta ya!”, y lo haré porque sé que es la deuda que tenemos con nuestros hijos, porque no quiero que crezcan agobiados por el miedo, porque sé que, aunque las posibilidades de paz fueran remotas, jamás podremos como nación renunciar a la posibilidad de edificar una sociedad distinta, en donde la libertad y la vida sean sagradas, y porque esta paz es hoy el gran desafío de esta generación y no tenemos derecho a rendirnos sin dar nuestra mejor pelea. Salga conmigo. ¡Hagamos la paz!
Natalia Springer
@nataliaspringer
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197 comentarios
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luisfergu52 Hace 14 minutos
Redscorpiondg, igual forma que negociarias con una víbora mapaná que te ataca!!! simplemente te defiendes lo mejor que puedes!!! Hay de los ilusos ingenuos que le dan alguna credibilidad a la guerrilla como chambelaina, alias chambón, le dio credibilidad a hitler!!!!
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calcoban Hace 1 hora
Por supuesto que no señora springer, sus argumentos tan pobres y tan descaradamente amañados no son suficientes para convencernos. las victimas no están llamadas por los organizadores o mas bien manipuladores de esta farsa. será usted una idiota útil de estos asesinos y le hará el juego a esta maldita escoria que ha llenado de sangre y dolor nuestro suelo. a usted nadie la va a escuchar, porque será una voz en el desierto. tiene que tener usted muy poco cacúmen para dejarse embelesar de estos embaucadores, de estos culebreros de pueblo.
FAIBERMILLOS Hace 1 hora
No marcho por que esta farsa es una apología al delito y además, porque esta llamada marcha es para medirle el pulso a la reelección de este Señor Santos
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Dellacroce Hace 1 hora
Natalia, y sus hijos si han ido a la guerra? Yo saldría a marchar porque todos queremos la paz, pero no tenemos claro cuál será el precio que tendremos que pagar por esa paz, desconocemos los acuerdos del señor Santos con los terroristas, a espaldas del pueblo colombiano. Si él fuera claro, pero no lo es, porque en primer lugar es traidor.
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JanKleyn Hace 1 hora
Las "negociaciones de paz", hasta ahora, siempre han desatado más violencia y más soldados muertos. Pasó con lo del Caguán, también pasó con las palomas blancas de Belisario. También está pasando ahora, la delincuencia ha aumentado durante los últimos dos años. Por eso yo no marcho.
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luisfergu52 Hace 2 horas
Negociar la paz con las farc es como negociar con una víbora mapana!!! Si políticamente les va mal, que es lo más cierto porque el pueblo colombiano los detesta, simplemente volverán a sus crímenes, si es que acaso los llegaran a dejar!!!
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luisfergu52 Hace 2 horas
Yo no marcho porque no voy a celebrar los asesinatos dle 9 de abril de 1948!!!! cometidos por fidel castro y sus amigos!!!!
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luisfergu52 Hace 2 horas
Yo no marcho porque esta es una marcha convocada por los comunistas aliados de las farc!! de la misma ideologia de stalin, de fidel, de tirofijo!!!! etc. etc. todos ellos grandes criminales de la humanidad!!!
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asimov Hace 2 horas
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gotato Hace 3 horas
Este proceso de paz es un acuerdo para la impunidad de genocidas, asesinos, secuestradores, extorsionistas. Marcharía con la conviccion que estos señores de la guerra pagaran carcel en Combita por lo menos o que fueran extraditados por crimenes de lesa humanidad a la corte penal internacional. Invito a las personas que no marchen y hagamos un acto de resistencia pacifica contra la impunidad.
3
VISION2018 Hace 3 horas
9 de Abril, , , , , , , , , , , , , , , , , , , Apología al movimiento m-19 , , , , , , , , , , , , , , , es menos hipocrita invitar a marchar para rendir un homenaje, que montar esa farza. . . . . Definitivamente no hay que marchar.
entrada de René Orozco Echeverry @ 12:48
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