lunes, 9 de febrero de 2015

Ruido, ruido, ruido . 1 Comentario del arq. René Orozco Echeverry

Columnista invitado
Elciberecovirtual
Buenaventura Col.
Sábado 7 enero de 2015



Ernesto Ochoa Moreno
    Ernesto Ochoa Moreno

El Colombiano de Medellín
Ruido, ruido, ruido
 
Por Ernesto Ochoa Moreno
 
Las campañas contra el ruido no parecen surtir efecto. Las hacen con fervor, con insistencia, pero caen en el vacío, rebotan contra una coraza de insensibilidad que parece recubrir el espíritu de la mayoría. 

Porque el ruido sigue aumentando. Taladra, hiere, enferma, entorpece, lleva al borde de la locura. Se alarga, se retrae, se amontona, se arrastra, golpea contra las paredes, se represa, estalla. Estalla dentro de uno. Resquebraja la soledad, el silencio interior, ese último refugio donde uno intenta guarecerse, pero hasta donde llega el ruido infiltrado, serpenteante, inmisericorde.
 
El ruido externo, físico, busca llenar un vacío interior. Es problema de las almas, no de las máquinas. Alguna vez lo escribí, refiriendo a Medellín: “Una ciudad poblada de ruidos, a todas horas y en todas partes, es algo más que la imagen de una cultura mecanizada. Es un síntoma de deshumanización, de la falta de interioridad, de una sociedad que ha perdido los perfiles del espíritu, la exquisita delicadeza de la paz, de la serenidad, del silencio”.
 
Mientras escribo intento aislarme, abstraerme, navegar hacia adentro. No oír, no oír. Es imposible. Por la ventana penetra el ruido sordo, redondo, arrastrado, de la calle. Ruido odioso y hostigante. Ruido que no solo se oye, sino que se siente como por entre los huesos. Ruido infernal, enervante, enloquecedor. Que penetra, que barrena, que se hunde en el cerebro hasta el dolor. Y duele en los oídos. Duele en la sangre. Por todo el cuerpo.
 
Las campañas contra el ruido, para que sean efectivas, tienen que ir complementadas, creando en la gente una necesidad espiritual que le ayude a desalojar el ruido y recuperar el silencio. La música, el arte, la lectura, la religiosidad, el placer de la conversación, el sentido del hogar y de la familia.

El amor a la naturaleza, al campo. El estudio, la investigación, la meditación, la capacidad de reflexión espiritual. Los sencillos placeres de la vida. El ruido es síntoma de ausencia de autenticidad, de falta de la egoencia de que hablaba Fernando González. El ruido es la música de la vanidad, del vacío interior. Es flatulencia espiritual.
 
Ya ni la noche trae calma y apadrina silenciamientos. Porque aquí, la noche está constantemente mancillada por el ruido. Y el amanecer -lo experimento “en par de los levantes de la aurora”, que canta san Juan de la Cruz- no despunta tenuemente, sino que lo rastrillan los carros contra el asfalto, como un fósforo. ¡Qué jartera!





BUENAVENTURA, PRESA DE “LOS CARROSBAFLES”. En una pancarta a la entrada de Medellín, dice que en “SI QUIERE HACER LO QUE LE DA LA GANA, VAYA A BUENAVENTURA, es evidente y cierto, ojala que se siguiera el ejemplo de Bogotá; pero en esta aldea el libre “albedrío salvaje” cuenta, sin restringir los niveles ruido que sobre pasan los 80 decibeles, suficiente para que la ciudad no pueda vivir en paz. El ruido estridente se extiende a lo largo y ancho de la ciudad, en las vías públicas y por cuanto barrio exista un sitio donde se expenda el venenoso “Arrechón”, que no sirve para lo que se dice. El Ruido viaja en “CARROS-BAFLES los que circulan preferencialmente en la noche, inundando el ambiente, las calles y las vías públicas en carros, “BAJA GAMA”, que cargan “amplificadores” de más de 200 watios de salida llevando las puertas abiertas sin que caigan en cuenta que pronto quedaran absolutamente sordos, ignorando que por efecto de la alta vibración sonora el carro se desajusta por completo, vehículos que recorren la ciudad regando un flujo ruidoso inaudito considerando que de esta formas son tenidos en cuenta. Otra forma relativamente nueva generadora de ruido, se presenta en las CASAS DE EMPEÑO, -peñas- para acabar el poco residuo silenciosos y la paz pueblerina cuando cada y cuando empeñan un equipo de sonido, lo que ocurre a diario, el que prueban a todo volumen, puesto que el bárbaro “prendario” en su escaso saber, define que está en perfectas condiciones: “SI SUENA DURO”. La falta de autoridad, permite y tolera el ruido y a los funcionarios del Distrito les gusta bulla, lo deduzco, porque nada hacen para apaciguarlo y sin tener en cuenta las consecuencias y la influencia psicológica que en algunos casos la llevan a la locura. Al alcalde BARTOLO VALENCIA de Buenaventura cada y cuando le llegan las impertinentes notas ruidosas callejeras, se contorsiona como un “pirulí” a semejanza de un “Piper Pimienta” o cual maromero bailarín de salsa. RODRIGO GUERRERO por su señorío ante tanto ruido perplejo ve, que han convertidos a su ciudad en “salsómetro” y muy molesto ha tomado serias medidas para que los gestores de los ruidos estridentes, se civilicen regresen a su lugar de origen y respeten el espacio público citadino y porque no es “salsomano” como MEDARDO ARIAS, que habla permanentemente solo de salsa, pero no baila salsa. En Buenaventura, la Secretaria de Transito o lo tolera o se hace la del “oído gordo”, sin que cumpla con su responsabilidad y haga cumplir las disposiciones contempladas el CODIGO NACIONAL DE TRANSITO, donde a los conductores que conducen haciendo sonar sus equipos con alto volumen, se sancionan con 10 salarios mínimos y se hacen acreedores a sanciones mucho más duras para quienes conducen en estado de embriaguez, o se creen con la libertad de hacerlo sin que hubieran sido reprimidos por la autoridad competente o haber dispuesto a la policía para que se encargaran de estos desadaptado. y los Guardas de Tránsito deben explicar por qué no actúan en la noche con la misma diligencia como ocurre en el día, que andan a poniendo “Comparendos” a diestra y siniestra, o es que creen que no es su competencia ejercer el control y la vigilancia vehicular en la noche. Recurrir a los buenos oficios de los “Cuadrantes” de la Policía Nacional y a los “agentes” al servicio de la Dirección de Tránsito, son los indicados para cumplir misiones nocturnas.
Lo inexplicable y sorprendente es que no se hubieran dado cuenta de la existencia de los tales “CARROS-BAFLES” que circulan en la noche, lo que hace suponer que cuentan con su anuencia o toleran a esos alicorados “depredadores nocturnos”. ¿Será acaso que estos burócratas, guardas y empleados- les importa un CARAJO la tranquilidad nocturna?, vuelvo a preguntar, ¿ son “sordos”, que en vez de tener una membrana como todo cristiano denominada TIMPANO, en su defecto lo que tienen es un CUERO DE VACA DE TABURETE BARATO ?. rene.orozco.echeverry@hotmail.com





QUE SEA OBLIGATORIO EL SILENCIADOR PARA CARROS Y MOTOS, VOLUMEN MODERADO EN ESTABLECIMIENTOS PÚBLICOS, VIVIENDAS Y UNIDADES RESIDENCIALES, PERO SOÑEMOS COMO NO HAY AUTORIDAD SIGAMOS SOPORTANDO
 
Ruido? Lo que nos tocó sufrir ANOCHE VIERNES 6 DE FEBRERO (en mayúsculas para que quede bien claro y visible) proveniente de una casa de fiestas a un costado del colegio Colombo Británico cerca del centro comercial La Casona en Envigado (quiere mas clarito?) no tiene parangón. Muchas veces hemos puesto en conocimiento de un señor Londoño (que está mas interesado en cobrar Valorización y en construí carreteras al lado de sus MUCHAS propiedades) y como resultado.... seguimos en las mismas.