martes, 28 de octubre de 2014

¡ NO SE ME PONGA A TIRO DE BASTÓN ! . Por: Armando Orozco Tovar

EL COLUMNISTA INVITADO
EL CIBERECOVIRTUAL
Buenaventura Col. 28/10/2014
 
¡ NO SE ME PONGA A TIRO DE BASTÓN !

 Por: Armando Orozco Tovar

Hoy 28 de octubre Ricardo Rendón “se salió de la fiesta,” donde con su atuendo de poeta maldito del siglo XIX, no parecía satisfecho con el medio en que se movía pero sí con lo que hacía: caricaturas para los diarios y revistas, que le pagaban muy bien: Ganaba hasta mil doscientos pesos, moneda de la época a la par del dólar.
¿Cómo serían sus caricaturas después de tantos años pasados 37 años de su suicidio en la Gran Vía? de la Carrera Séptima, seguramente con la misma calidad, recreando otras situaciones y personajes de la fauna política nacional donde resaltaría con su síntesis precisa de líneas al más caricaturizable de todos, que es Uribe Vélez, como lo hace el escritor Antonio Caballero, con su perfecto retrato de palabras: “…Ojos compungidos de seminarista…su aparatoso carriel antioqueño…pernera semicorta…y la carita triste de sacristán, o bobo de pueblo…”
Rendón caricaturizó a más de 400 personajes, que están compilados por Jairo Tobón Villegas. Una obra auspiciada en 1994 por la Universidad Central. En ellos, como dice Germán Arciniega en el prólogo, el artista antioqueño de Rionegro exagera los rasgos de las personas poniéndole a unos las orejas más grandes de las normales y a otros alargándoles la nariz o los dientes… Muchos se mueven, como dice el autor de El estudiante de la mesa redonda hacia la caricatura que serán, pero digo yo: mejor, hacia el animal que señala su físico, porque si nos fijamos todos con nuestro físico representamos a un animal ¿A cuál se parece usted, y ese otro¿ A un pájaro, mono, pez, batracio, saurio, reptil, mamífero? que es su retrato interior. Todos se podría decir somos el animal que merecemos.
Hágase el ejercicio sin ser “Ricardos Rendones,” para descubrirlo como él lo logró con algunos tantos personajes del país político y nacional colombiano, porque es muy difícil conseguir esta clase de semejanza pues a ello se oponen la vanidad y el ego, que la mayoría posee, y todas las zarandajas para que diferentes nos veamos en el espejo. Sólo un genio como el antioqueño los logra igualar, y es ahí cuando sale el can, el pato, el semoviente, la culebra, mostrándose en sus rostros.
Con base en esto es que él realiza su “Jardín de los poetas”, donde dibuja a los poetas más renombrados de su tiempo como si fueran animales del jardín zoológico del país. Ellos son; Guillermo Valencia como pelícano. León de Greiff, un león, Víctor. M. Londoño, el mitológico Pegaso. Antonio Gómez Restrepo, el elefante. Y Luis Vidales, como un sapo. Es con estas similitudes zoológicas poéticas cuando Rendón se acercó mayormente a las apariencias animales ocultas de sus protagonistas.
Dicen que el caricaturista era burlón, irónico, humorístico, corrosivo, caustico… y que cuando le propusieron ir a trabajar a Nueva York por dos mil pesos, (dos mil dólares, porque el peso estaba a la par del dólar, dijo, que él pagaba con gusto los otros mil que se ganaría con tal de no ir a ese país… Hacía de esta forma una crítica a la cima , que representa esta ciudad del capitalismo mundial.
Cuentan los que lo conocieron: “Que nunca hablaba de sus problemas íntimos, por eso no se supo la razón de su determinación última…” A no ser, digo yo, que lo asesinaran como se acostumbra en este medio y lo hicieron con Silva y él, haciendo pasar sus muertes por suicidio, que como anota Enrique Santos Molano en la biografía del poeta del Nocturno III, “El Corazón del poeta”
Ricardo Rendón. no se quejo cuando en el periódico El Tiempo, se incineraron en un incendio dos volúmenes impresos de sus caricaturas, los cuales no se vendieron de manera extraña, a pesar de su bajo precio. Teniendo en cuenta que el artista era muy conocido y apreciado en la aldeana Bogotá. Hasta Luis Vidales lo quería, puesto que estando detenido por comunista cuando supo de su suicidio, se deprimió enormemente.
Me contó el poeta de Suenan Timbres, que cuando fue a La Gran Vía , donde Rendón todos los días desde muy temprano permanecía, haciendo sus caricaturas para llevarlas a El Tiempo, él fue a reclamarle por haberlo puesto como un sapo en el Nuevo jardín de los poetas , a diferencia de los otros que pintó como diferentes animales, y que cuando arribó al sitio, le lanzó las siguientes palabras a la cara: “Usted es un ignorante, porque quiso humillarme, pero lo que usted no sabe es que Walt Whitman, dijo que el sapo es una obra maestra de Dios.”… Y Rendón, que estaba de malas pulgas ese día, le dijo: “Poeta, no se me ponga a tiro de pistola.”… (El arma con que días después se suicidó.) Respondiéndole Vidales: “Y usted no se me ponga a tiro de bastón.”