sábado, 9 de marzo de 2013

Desapariciones forzadas en Buenaventura, un drama que no parece acabar

Desapariciones forzadas en Buenaventura, un drama que no parece acabar

 
Aunque las cifras oficiales hablan de 17 desaparecidos, las autoridades reconocen que el número puede ser mayor, pues los familiares de las víctimas temen denunciar.
Por: Redacción de El País BuenaventuraViernes, Marzo 8, 2013
 




En Buenaventura, familiares de víctimas de desaparición forzada acompañaron la marcha en la que se pide el regreso de Piedad Norelia Agudelo, de quien no se sabe nada desde el 27 de febrero.

Elpaís.com.co | Henry Ramírez
 
Una preocupante situación humanitaria se vive en Buenaventura, ante el aumento de casos de desaparición y reclutamiento forzado por parte de las bandas criminales que se disputan el control del narcotráfico en el municipio.
Aunque según las cifras oficiales el número de desaparecidos en lo corrido del 2013 es 17, fuentes del CTI de la Fiscalía y la Personería reconocen que en la realidad los casos pueden ser más, ante la falta de denuncias.
Y es que, en la mayoría de los casos, los familiares de las víctimas prefieren guardarse su dolor y no denunciar, para no arriesgar que algo igual le pueda ocurrir a otro ser querido.
Los casos de desaparición forzada han estado vinculados a la lucha entre las bandas criminales al servicio del narcotráfico conocidas como 'la Empresa' y 'los Urabeños'. "Cuando no logran reclutar, los desaparecen o simplemente los matan", dijo un joven que prefirió escapar de Buenaventura, para no ser víctima de este acorralamiento en que viven muchos de sus vecinos, sobre todo en los sectores más vulnerables.
El personero Distrital, Álvaro Martán Góngora, calificó la situación como muy delicada e hizo énfasis en que al lado de los desaparecidos también surgen las denuncias de reclutamiento forzado, donde ya tienen registros de 18 casos de jóvenes que han sido presionados por las bandas criminales para ingresar a sus filas, con la amenaza de que sino lo hacen los matan.
"Esto lo supo el Presidente de la República en el último consejo de seguridad que él presidió la semana pasada en el Puerto. Hemos venido acompañando varios casos, brindandoles asistencia para proteger sus vidas", dijo el representante del Ministerio Público.
La mayoría de las denuncias se dan en la Comuna 12, por lo que el Personero pidió a la Fuerza Pública y al Gobierno Nacional hacer una intervención urgente en los 27 barrios que la componen.
"Se han presentado casos de menores que han sido llevados a la fuerza y han sido heridos por su captores. Algunos han logrado fugarse, pero otros son víctimas que han sido tomadas a la fuerza y llevados a los límites con el Chocó.
El Personero denunció que detrás de estos hechos está la banda de 'la Empresa', que al verse supuestamente desarticulada busca reclutar jóvenes. "Con esta banda la operatividad de la Fuerza Pública tiene que ser más contundente y efectiva, para que no vuelva a crecer, pues detrás pueden estar muchos desaparecidos y jóvenes a punto de caer en sus garras, para reactivarse", precisó Martán.
Por su parte, el coronel Óscar Gómez, comandante de la Policía, hizo un llamado a las víctimas para que denuncien estos casos y tengan confianza en la Fuerza Pública.

Los desaparecidos del Puerto

El último caso registrado de desaparición forzada en Buenaventura es el de una mujer de 46 años, Piedad Norelia Agudelo, de quien no se sabe nada desde el pasado miércoles 27 de febrero.
La mujer fue sacada de su vivienda en el barrio El Cristal, un sector continental con salidas a un estero. En esta misma zona desaparecieron Benjamín Barrios Romero, un joven de 23 años conocido como 'el Gato', y José Alberto Rodríguez, a quien llaman 'Boston'. El paradero de estos hombres, dos trabajadores de oficios varios, es desconocido desde el pasado 22 de febrero.
"Todos los días su hijo se levanta preguntando por su madre, desesperado, llorando, es algo muy duro para nosotros y sin saber por qué la desaparecieron", dijo el esposo de Piedad Norelia, Saulo Gaviría, quien el miércoles realizó una marcha exigiendo su libertad.
El barrio Juan XXIII es otro de los sectores donde más personas desaparecen, especialmente en el Caguancito, un sector de baja mar con presencia de actores armados de todos los tipos. Allí fue visto con vida por última vez el 14 de febrero Estiven David Banguera, un comerciante de 23 años. También desaparecieron los primos Juan Carlos Angulo Gamboa, de 16 años, y Patterson Gamboa, de 24, el 23 de febrero.
Otras víctimas de este flagelo, algunos llevados a la fuerza por hombres armados, son Jefferson Palacios Velásquez, quien desapareció el 9 de enero por el sector de la vía alterna; Eddier Alberto Viveros, un mototaxista de 25 años, de quien no se sabe nada desde el 23 de enero; y Arturo Espinoza, de 33 años, cuyo rastro se perdió el 26 de enero, después de una balacera en el barrio Lleras.
Igualmente, el 1 de febrero desapareció en el barrio La Inmaculada Julio César Jíménez Riascos, un mototaxista de 38 años. "No sabemos nada de él, hemos ido a todas las autoridades, no hay ninguna respuesta. Le pedimos a quien lo tenga que lo suelte o nos dé alguna información, que no nos hagan sufrir más", dijo Alba Jiménez, hermana de Julio César.
Por su parte, a Cristian Alexis Perlaza se lo llevaron unos hombres armados el 4 de febrero, en el barrio El Cambio y a Edgar Joan Mina, un joven de 19 años con problemas mentales, se lo llevaron el 6 de febrero en el barrio Rockefeller.
Lo mismo le pasó a Carlos Arturo Patiño, un pescador de 28 años, quien salió de faena el 11 de febrero y a quien sus familiares en el barrio Bellavista lo siguen esperando. Por último, en un hotel del centro del Puerto desapareció Jovany Castro Sánchez, de 32 años, el pasado 19 de febrero.

Algunos prefieren abandonar sus casas

Según datos de la Personería, el éxodo de habitantes por acciones armadas podría llegar a las 5 mil personas, lo que deja en evidencia un problema al que no se la ha prestado la debida atención.
Esta última es la advertencia de la Defensoría del Pueblo, que señala que el desplazamiento no es una tragedia exclusiva del campo. En las ciudades, decenas de familias deben abandonar sus casas por la violencia.